La iluminación pública llegó a Córdoba en el año 1831 cuando se instalan 713 faroles y 221 reverberos alimentados con aceite.
Esto fue el detonante para que una nueva sociedad emergiera que comenzaba a hacer vida nocturna.
Una de las principales consecuencias de la llegada de la iluminación fue el desarrollo de diferentes cafés y liceos en la ciudad en las próximas décadas como el Café Suizo de los Puzzini o el Liceo germen del futuro Círculo de la Amistad.
Hacia 1850, estos depósitos fueron comenzados a ser sustituidos por otros nuevos de petróleo que iluminaba de manera mucho más intensa y con ello el fin de los conocidos por la época “velón de Lucena”, artilugio de iluminación en las casas.
Pero estos quinqués de petróleo con el paso del tiempo comenzaron a ser sustituidos por los nuevos de gas, energía mucho más limpia. En Córdoba se conocen al menos 12 iniciativas fallidas para el establecimiento del gas en la ciudad, desde 1852. Ninguna triunfó 🙁
Pero no fue hasta 1865 cuando tras algún intento fallido, la empresa impulsada por José Gil Serra, de origen catalán, la que comienza a construir las redes de distribución de gas que iban a existir en la ciudad.
Para ello, el 18 de julio de 1867 el alcalde de la ciudad Ricardo Martel y Fernández de Córdoba “IX Conde de Torres Cabrera” firma un contrato de 50 años de duración con la empresa.
“La municipalidad concede al empresario el derecho exclusivo de establecer cañerías para la conducción y venta de gas con destino a los faroles públicos y para el alumbrado y calefacción de casas particulares en todas las calles, plazas, y paseos públicos que se creen”.
Bajo este acuerdo, la empresa se comprometía a instalar un mínimo de 1.070 luces en el interior de la ciudad y 130 extramuros. Una semana más tarde, la sociedad firma los acuerdos para la compra de 25.000 m2 en el entorno del barrio de la Fuensanta, la conocida como “fábrica de gas” que estuvo en funcionamiento hasta el año 1961 bajo propiedad ya Sevillana de Electricidad.
En la década de 1890, había una extensa red de distribución de gas tanto para la iluminación pública como para la particular
Sin embargo, los avances en la energía eléctrica y hizo que nuevas empresas irrumpieran en la ciudad intentando sacar partido de la nueva energía lo que llevó a numerosos enfrentamientos entre el Ayuntamiento y la empresa contratista del gas, que argüía el contrato firmado.
Así en el año 1893, el Ayuntamiento llevó a estudio 2 proyectos: uno local, Empresa de Electricidad de Casillas, liderado por Carbonell y Morand y Tejón y Marín, empresarios más que reconocidos en la ciudad. Su capital era de 1.600.000 pesetas.
El segundo proyecto tenía capital forastero principalmente, conde de Albar-Fáñez, así como algo local, tomando el nombre de la Compañía Cordobesa de Electricidad (Cordova Electric Light).
El ingeniero Tomás Duch se instala en la ciudad en abril de 1893 con el objetivo de conseguir los permisos necesarios para comenzar a operar en la ciudad.
Su primera actuación en la ciudad se encuentra en la feria de Otoño de septiembre de 1893 cuando alumbraron 22 focos de arco de decoración de influencia árabe. En agosto se conoce el pedido que realizan para la compra de dos grandes máquinas de vapor Babcock & Wilcox.
En marzo del 1894 se instalan las máquinas de vapor en su fábrica en las inmediaciones de la torre de la Malmuerta, en los terrenos que posteriormente constituyeron la fábrica de San Antonio, para comenzar a abastecer a la población con energía eléctrica.
Mientras tanto, comienzan a tender su red eléctrica por la ciudad a través de diferentes castilletes como el que instalan en la calle Pedregosa en el año 1895 o los del Gran Capitán en noviembre de 1898.
En octubre de 1894 anuncian que han llevado a cabo 599 instalaciones e iluminan las Casas Consistoriales de la ciudad. En junio de 1895 trasladan sus oficinas a la calle Duque de Hornachuelos, nº 1.
Desde ese año la empresa es dirigida por Manuel Tienda Argote, prohombre tb de la ciudad, q consigue la aprobación x parte del Cabildo Catedralicio de la iluminación de la Mezquita Catedral. Se mudan de nuevo, esta vez a la carrera de Cristóbal Colón, número 8, en junio 1897.
En 1900 y tras la fuerte competencia con las otras compañías energéticas, Casillas y Sociedad del Gas, y las deudas de clientes como Ayuntamiento y Diputación -lo de siempre-, q le llevan a anunciar que “están en descubierto del dividendo pasivo” durante dos años consecutivos.
En abril de 1901, la empresa de electricidad de Casillas compra todo el material en subasta y los terrenos junto a la torre de la Malmuerta, que posteriormente vendería. Su central eléctrica era el antiguo Molino de Casillas y mantenía su sede en la plaza de Jerónimo Páez.
Esta compra permite a la empresa de electricidad de Casillas pasar de 99.871 pesetas de ingresos (1900) a 196.213 (1906) y 320.378 (1915). Sus ingresos provenían fundamentalmente del mercado particular.
Sin embargo, la llegada de nuevas empresas de fuera al negocio de la electricidad hizo que se comenzara un proceso de fusión por absorción entre las empresas energéticas de la ciudad, luego comprada por Sevillana de Electricidad.
