En los años 20, Córdoba era una ciudad recoleta y poco poblada, pero eso no impedía que hubiera vida nocturna y fiestas en el Paseo de la Victoria. Allí se encontraba un café cantante regentado por “Calañés”, un hombre polifacético que entonaba el cante, decía romances jocosos y hablaba con sus muñecos. En este lugar, los flamencos, juerguistas y gente de “bronce” disfrutaban de actuaciones de bailaoras, cantaores flamencos y otras figuras de la fiesta. Además, en el Paseo se instalaban ferias y kioscos de helados y bebidas veraniegas. Todo esto formaba parte de la vida fácil del senequismo, característica de una Córdoba discreta y acogedora de aquella época.
Extracto de "Memorias Tabernarias". Manuel Carreño Fuentes en Diario de Córdoba. 10 de septiembre de 1989
- Era una especie de café cantante propio de aquella época al estilo del "Burrero" en Sevilla, los "Tres Reyes" en Cádiz y "Chinitas" en Málaga.
- Estaba en el Paseo de la Victoria a la mano derecha, saliendo de la Puerta de Gallegos en dirección a la avenida de Cervantes.
- Era en las décadas de novecientos al veinte, lugar frecuentado por flamencos, juerguistas y gente de "bronce", en aquellos años de una Córdoba recoleta y poco poblada.
- Frente donde hoy se sitúan los jardines del Duque de Rivas, entonces aquello era un llano terrizo donde se instalaban las ferias de mayo y otoño; había un kiosco de don Sabino Rico, para helados y bebidas veraniegas y al lado un templete donde la Banda Municipal interpretaba los jueves su concierto.
- Don Sabino, en los veranos ponía un cine a aire libre por la módica consumición de un refresco de almendra, chufa o zarzaparrilla. El cine, entonces, era mudo y con letreros y muchos y largos episodios.
- El café cantante lo regentaba un tal José Pérez, conocido por el alias de "Calañés", un hombre polifacético que entonaba el cante muy bien, decía romances jocosos y hablaba con sus muñecos
- Tenía un tablado donde las balarinas hacían su revuelos, los "cantaores flamencos", las "bailaoras" y los de la fiesta, encontraban allí su propio ambiente
- Actuaban en el baile,"La Corniz" y otras; en el cante, Felix Gallardo, " El Poli" y "Pachón"; en alguna ocasión, Cayetano Muriel', "Niño de Cabra" y Miguel Milena.
- En los veranos, las "Murgas de Regaera" y Perico Beringuín, de Cádiz, al aire fresco del amplio Paseo.
- Aquellos años veinte de una Córdoba barojiana y discreta.
- Se vendían melones, higos chumbos y sandías en los tenderetes instalados en el Paseo. "Carita Conejo" hacía sus pregones vendiendo piñas, cantándolos por "Alegrías de Córdoba" con al siguiente letrilla:
- Niños y niñas, llorar por Piñas
- llorar con gana,
- que el tío de las Piñas,
- se va mañana...
- Todos se saludaban, todos eran amigos y convivían amistosamente en las fiestas y distracciones, dominó, naipes y la lotería con sus cartones a real, era el bingo de entonces y se apuntaban las suertes con garbanzos morunos y altramuces
- Todo era suave como la brisa, callado, sólo se oía en el silencio de la noche un cantar por soleares.
- La Córdoba del silencio, discreta sabia y acogedora.
- La de los patios floridos, encalados con blancura de jazmín que se confundía en la llanura de la pared.
- La dama de noche y el azul claro lleno de estella del embrujo de las noches de Córdoba.
- Era la vida fácil del senequismo