La historia de la taberna “El Pellejero” es una de las muchas joyas ocultas de la ciudad de Córdoba. Situada en la calle Obispo López Criado, antigua calle Dormitorio, esta taberna fue testigo de la vida cotidiana de los cordobeses en los años cuarenta y cincuenta, una época en la que la venta de alimentos era a menudo clandestina. En este ambiente de mercado negro y falta de recursos, la taberna se convirtió en un lugar de encuentro para comerciantes y vendedores, que venían a disfrutar de la hospitalidad de su tabernero, Ramón Ruiz, más conocido como “El Pellejero”.
La ubicación de la taberna, en una esquina de la Plaza de San Agustín, la hacía especialmente atractiva para aquellos que acudían a la plaza de abastos, repleta de puestos y tenderetes ambulantes. El patio de la taberna, amplio y hermoso, se convirtió en un lugar de descanso y conversación para los visitantes, que disfrutaban de la sombra y del ambiente agradable que se respiraba en este lugar.
La figura del tabernero Ramón Ruiz “El Pellejero” se convirtió en un elemento fundamental de la taberna. Con su afable y acogedora personalidad, Ramón hacía que todos los clientes se sintieran bienvenidos y cómodos en su establecimiento. Sus historias y anécdotas se convirtieron en parte de la historia de la ciudad, y su nombre es recordado con cariño por aquellos que tuvieron la suerte de conocerlo.
A pesar de que la taberna “El Pellejero” ya no existe, su legado sigue vivo en la memoria de los cordobeses. La historia de este establecimiento nos muestra la importancia de la hospitalidad y la amabilidad en el negocio de la hostelería, y nos recuerda que un lugar puede convertirse en mucho más que un simple establecimiento si se trabaja con pasión y dedicación.