Este producto tiene notables propiedades beneficiosas para la salud

La Universidad de Córdoba podría revolucionar el sector de las empresas del tomate con un método de extracción de licopeno

La Universidad de Córdoba podría revolucionar el sector de las empresas del tomate con un método de extracción de licopeno

Prácticamente un desconocido hasta hace muy poco, el licopeno parece haberse puesto de moda. Este carotenoide que se encuentra en verduras, frutas u hortalizas, entre ellas el tomate, tiene unas más que notables propiedades antioxidantes beneficiosas para la salud, además de su uso como colorante alimenticio. También está presente en zanahorias rojas, pimientos rojos, sandías, papayas, habas o perejil. La Universidad de Córdoba ha registrado una patente para obtener licopeno mediante biodisolventes supramoleculares, también conocidos como bioSUPRAS. Al frente de esta investigación, que ha obtenido financiación por parte del Ministerio de Ciencia e Innovación, se encuentra la catedrática de química analítica, Soledad Rubio. Este proyecto podría revolucionar a las empresas dedicadas al tomate

¿En qué consiste exactamente la iniciativa de la Universidad? Como explica Rubio, se trata de obtener ese licopeno de subproductos del tomate, en concreto la piel, mediante la extracción con bioSUPRAS.  «El licopeno natural es muy difícil de obtener porque no hay fuentes que sean sostenibles», precisa la catedrática. «Ahora mismo las empresas que extraen licopeno, crían tomates exclusivamente para esta finalidad». Se trata por tanto de una fuente muy limitada, por lo que el licopeno que se utilizará en nutracéutica, cosmética o como colorante resulta muy caro. Llega a venderse a más de 5.000 euros el kilo de aquellas formulaciones que contienen un 15%.

Una fuente más sostenible, y ahí está la apuesta de la Universidad de Córdoba, consiste en obtener licopeno de los residuos del procesado de los tomates. Aproximadamente un cuarto de los tomates de todo el mundo producidos anualmente se dedican a derivados como salsas, zumos o tomate pelado. Y aquí entra la piel y restos del prensado, que contienen una cantidad bastante elevada con respecto a la del tomate entero. A partir de las pieles se estima que se pueden extraer más de 100.000 kilos de licopeno al año. «Por ejemplo en España se están desperdiciando más de 9.000 kilos de licopeno», precisa Rubio. La situación es tal que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria ha permitido que se utilice licopeno sintético o el producido mediante fermentación (p. ej aditivos alimentarios).

La Universidad de Córdoba podría revolucionar el sector de las empresas del tomate con un método de extracción de licopeno

De izda a decha. el equipo de investigación compuesto por María Jesús Dueñas, Soledad Rubio y Cristina de Dios

Extraer licopeno de la piel del tomate es muy difícil con disolventes orgánicos, y resulta muy caro. Por tanto desde Córdoba han desarrollado lo que llaman biodisolventes supramoleculares. «Utilizamos biomoléculas que están en la naturaleza y sintetizamos los bioSUPRAS mediante procesos espontáneos de autoensamblaje, diseñando sus funcionalidades para extraer eficientemente las moléculas que queramos». Para la síntesis de los bioSUPRAS utilizan moléculas anfifílicas de origen natural. Las moléculas anfifílicas tienen un extremo hidrofílico (es decir soluble en agua) y un extremo hidrófobo (insoluble en agua). Cuando se añaden estas moléculas al agua se establecen condiciones en las que éstas se asocian entre sí de forma espontánea y se separan del agua produciendo una nueva fase líquida (que es el bioSUPRAS).

Ahora los investigadores de la Universidad de Córdoba han conseguido financiación del Ministerio de Ciencia para hacer este proyecto grande, «porque claro, en el laboratorio conseguimos extraer unos pocos miligramos, gracias al Ministerio estamos logrando multiplicar por mil los resultados; nuestro propósito es demostrar que se puede llevar a escala industrial», detalla la catedrática.

Además de la extracción de licopeno, la iniciativa da salida a toneladas y toneladas de residuos que de otra forma se eliminarían sin uso. Ahora las industrias podrán almacenar las pieles y resto de prensado para obtener beneficios con este proyecto. «Además es más fácil de guardar, al tener menos volumen, y de secar, por su menor nivel de agua». Se trata en concreto de la piel seca y molida en condiciones adecuadas para su conservación. De la piel se puede llegar a obtener hasta 700 miligramos por kilo en la parte más alta. «Tras obtener el extracto bioSUPRAS, el licopeno precipita junto con otros productos naturales de la piel, como ácidos grasos, obteniéndose fórmulas con concentraciones de alrededor del 12% de licopeno; a partir de ellas pueden obtenerse productos con concentraciones de hasta el 60%, como polvo encapsulado».

El licopeno se está aplicando actualmente en nutracéutica por sus beneficios en el tratamiento del cáncer de próstata o las enfermedades coronarias. Previene el envejecimiento celular e incluso se añade a alimentos como el aceite de oliva virgen extra en preparados oleosos.

 

 

 

 

 

 

 

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