Trayectoria empresarial

Amaro López (Zekkei, Alqimat y Doña Elvira): «no existe formación real para montar una empresa»

Amaro López Cano nació en Almadén pero lleva muchísimos años afincado en Pozoblanco, donde tiene a su familia y dirige el Parque Multiaventura de la comarca, ahora llamado Zekkei. Su trayectoria empresarial está llena de peripecias y situaciones en las que tuvo que superarse, además de un constante aprendizaje. Responsable también de Alqimat y el complejo turístico Doña Elvira, una parte importante de su labor se centra en ayudar y organizar a otros empresarios a través del BNI.

– ¿De dónde es usted y qué tipo de formación tuvo antes de empezar con su trayectoria empresarial?

– Soy de Almadén, un pueblo de Ciudad Real. Tras la educación obligatoria empecé bachillerato y también FP en la rama de administrativo, pero no terminé ninguno de los dos.

– ¿No le gustaba estudiar?

– El problema es que en Almadén todo estaba orientado a hacer ingeniería de minas, y a mí no me gustaba. Era eso, o administrativo o taller, pero todo orientado a ese sector. Empecé a trabajar en todo lo que pillaba.

– ¿Por ejemplo?

– Camarero, disc-jockey,  pinchaba  música en la radio local cuando era un pollo de 16, 17 y 18 años...

– ¿Le llegó a picar el gusanillo del periodismo?

– No, de periodismo nada. Era un locutor de radio que hacía un programa de música y otro de entretenimiento.

¿Recuerda que música ofrecía?

Apenas me acuerdo. Era sobre todo pop latino y música dance. Me buscaba la vida, pero todo orientado a tener pasta para estar de cachondeo [ríe]. Luego mi primer trabajo en serio fue en una empresa de voladuras y trabajos mineros. Gestionaba proyectos en Toledo, Cuenca y Ciudad Real. Y hacía los pedidos de explosivos.

– Empiezas en esa industria que pretendía eludir...

– Sí, aunque estuve poco tiempo, no recuerdo si seis o nueve meses. Pasé luego a montar y tapizar toldos, pero me tocó hacer la mili.

– Sería de los últimos reemplazos...

– Me tocó en Salamanca, en zapadores, pero me hice objetor de conciencia. Pedí servicios sociales pero me metieron en un Ayuntamiento a hacer de todo menos eso, incluido jardinería. Como tenía novia en Pozoblanco, luego mi mujer, pedí el traslado a los servicios sociales del Ayuntamiento de Pozoblanco, donde estuve un tiempo, y donde me quedé a vivir.  Por esa época también di cursos de informática en academias y llegué a dar clases particulares como profesor a varios alumnos. Mi novia se quedó embarazada y tras la objeción de conciencia, con 20 añitos, empecé mi primer trabajo de comercial vendiendo salas de ordeño.    

– ¿Tenía conocimiento de ese sector?

– No tenía ni idea de vender y no tenía ni idea del tema agroganadero [ríe].

– ¿Y cómo se apaña uno en esas circunstancias?

– El comercial a mi cargo me enseñó y luego estudias aquello que estás vendiendo.

– ¿Le gustó el trabajo de comercial?

– Me gustó, aunque la primera vez temblé como un flan. Luego empecé a desenvolverme muy bien. Estuve en dos empresas de salas de ordeño y luego di el salto a una empresa que se llama Unamacor, de azulejos y pavimentos. Su dueño, Isidro Cercano, me hizo un buen mentorado en el tema comercial.

– ¿Qué aprendió?

– Isidro Cercano me enseñó realmente cómo era la metodología de trabajo, a gestionar la cartera de clientes, a presentarte bien al cliente, qué tienes que estudiar, qué tienes que explicar... me enseñó a ser un comercial vivo de verdad. Nunca se me olvidarán las enseñanzas de Isidro.

– ¿Cómo siguió su trayectoria¿

– Di el salto a prefabricados de hormigón con Cerramientos Industriales Los Pedroches, en Dos Torres. Me dieron 60.000 pesetas, un catálogo, un teléfono móvil y me dijeron "tira para Castilla-La Mancha". A los seis meses había vendido 30.000 metros cuadrados. Pasé de comercial a director comercial en unos tres años. Cuando yo entré esa empresa facturaba unos seis millones de euros aproximadamente, cuando me fui en enero de 2009 estaba en unos 33 millones de los que, con mi cartera de clientes, era responsable del 50%.

– Por su experiencia y ya que ha hablado de metodología, ¿qué cree que debe tener un buen comercial?

– Hambre, hambre, hambre [nota de la redacción: susurra con un tono de humor]. Mi situación siempre ha sido de hambre, no por ambicioso, sino porque tenía familia.

– Dejó de trabajar en la última empresa en el 2009

– Sí, llegó la crisis económica y decidí irme a trabajar al norte de Marruecos para internacionalizar empresas allí y montarles el departamento comercial. Estuve unos seis meses. Ya llevaba tiempo pensando en montar mi propio negocio y me decidí a dar el salto.

– ¿Qué sector escogió?

– Yo tenía una finca que me compré para mi ocio, y detecté que en Los Pedroches había muchas casas rurales pero pocas actividades. Además en la zona no se hacían excursiones escolares porque no había dónde hacerlas. Así que en 2009 monté la primera empresa de turismo activo de los Pedroche, en 2010 pusimos en marcha instalaciones para dormir y organizar campamentos de verano y viajes de fin de curso escolares. Estuve alquilando instalaciones hasta 2013 creando un espacio de multiaventura que tuvo otro nombre pero ahora presentamos como Zekkei. En medio me arruiné en 2012 porque una de las instalaciones salió mal, pero levantamos cabeza.  

– Había trabajado en multitud de empresas, pero con su primer proyecto como empresario, ¿qué le pareció lo más complicado?

– No existe formación real para montar una empresa, salvo que te vayas a San Telmo y te gastes 15 ó 20.000 euros en un curso.

– En ese sentido, ¿cuáles son las lagunas fundamentales?

– Lo malo de la película es que nos destrozan con impuestos y burocracia.

– Por cierto, ha comentado que casi se arruina pero levantaron cabeza; sin embargo aparece la pandemia

– Levantamos cabeza para 2017. Seguimos invirtiendo, sobre todo en 2019, cuando hacemos un lago artificial y una carpa discoteca. Además nos llevamos el agua potable desde el pueblo más cercano porque había escasez. Fueron unos 150.000 euros. A finales de febrero de 2020 ya teníamos contratado el año entero. Y llega la pandemia.

– ¿Cómo salieron adelante de este golpe?

– A ver cómo te lo explico. Ninguna de las encinas de la finca la veía los suficientemente resistente como para colgarme y que aguantase mi peso [ríe]. Pues mira, busqué alternativas de negocio para poder sobrevivir y dar de comer a mi familia. Una de ellas fue adaptar todas las instalaciones a turismo rural y pusimos en marcha el complejo turístico Doña Elvira. Empezamos en octubre pero en seguida vinieron restricciones, por lo que se aplazó su actividad hasta marzo de 2021. La otra alternativa de negocio fue Alqimat Oportunidades de Negocio.

ALQIMAT, UNA RÁPIDA TRANSFORMACIÓN

Alqimat Oportunidades de Negocio nació, como explica Amaro López, para dar servicio comercial externo a otras empresas, es decir, si una empresa los contrataba se convertían en su equipo comercial. A su vez tenía otra rama dedicada a la formación comercial. Todo esto sin embargo cambió rápidamente para adaptarse a una nueva situación hacia la que fue derivando, y que ha concluido en la gestión de una sucursal de Unicaja en Pozoblanco.

– Tiene usted además una notable actividad en BNI [nota de la redacción: la entrevista se produce antes de una reunión de BNI en el restaurante El Mirador del Río ]

– Tenía la espinita clavada de que al Parque Multiaventura me venía gente de Ciudad Real, Sevilla o Málaga, pero muy poco de Córdoba. En 2018 me metí en BNI. No sólo me abrió muchísimas puertas durante el 2019, sino que luego, con la pandemia -y cuando monto la otra empresa, Alqimat-, son mis compañeros de BNI los que me echan una mano. Fue un apoyo brutal. Me hice director-consultor de BNI también en 2019, gracias a lo que soy miembro de un grupo pero gestiono otros dos.

– ¿Qué ventajas tiene BNI con respecto a otras entidades similares?

– Visibilidad, credibilidad y apoyo real por un equipo de empresarios que van a trabajar siempre contigo con confianza y compromiso.

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