El crowdfunding inmobiliario llega a Córdoba: Urbanitae lanza una promoción en Huerta de Santa Isabel

El crowdfunding inmobiliario llega a Córdoba: Urbanitae lanza una promoción en Huerta de Santa Isabel

Urbanitae, la promotora de financiación participativa inmobiliaria, ha puesto en marcha una promoción en Córdoba. Se trata de un proyecto en Huerta de Santa Isabel. De esta forma llegan a la ciudad este tipo de iniciativas en las que multitud de inversores desde cantidades muy pequeñas pueden unirse en una compra semejante, que en este caso concreto requiere de dos millones de euros.

Como ha explicado el CEO de Urbanitae, Diego Bestard, los inversores pueden aportar, por la parte mínima, 500 euros, y por la máxima 3.000 en el caso de los llamados inversores no autorizados, es decir, aquellos que ganan al año menos de 50.000 euros. Los inversores acreditados, aquellos que ganan más de 50.000 euros al año, pueden invertir sin límite. Todo ello, como advierte, Bestard «va a cambiar de forma inminente este mismo mes, en el que entra en vigor una ley europea que quita las limitaciones y permite que todo el mundo invierta lo que quiera». En cualquier caso la media de inversión en los proyectos de Urbanitae oscila entre los 3.000 y los 5.000 euros.

El crowdfunding inmobiliario llega a Córdoba: Urbanitae lanza una promoción en Huerta de Santa Isabel

Promoción de Urbanitae en Huerta de Santa Isabel

En el caso de la promociones una vez cerradas y devuelto el dinero a los inversores, la media de ganancia suele estar, como confirma el CEO de la empresa, en torno al 18% anual. En el caso del proyecto de Huerta de Santa Isabel, de tres años de duración, se prevé una ganancia anual del 15%. Todo ello, evidentemente, está sujeto a los riesgos del sector, que Bestard resume fundamentalmente en tres: la posibilidad de que los plazos se incrementen. la variación de los precios porque finalmente no se puedan vender al precio previsto, algo que merma al final la rentabilidad del proceso, y por último que falle la estimación de costes, por ejemplo por un cambio en el precio de los materiales. «En cualquier caso siempre hay una garantía real detrás, perder dinero es muy complicado».

En cuanto a la diferencia por ciudades, Bestard cree que grandes ciudades o lugares costeros como Ibiza, Menorca o Málaga son más «tranquilos» para los inversores, pero «la realidad es que somos una manera nueva de invertir, aunque invertimos en algo tradicional y conservador como es el mercado inmobiliario, la innovación está en la manera de juntarnos todo, pero es el ladrillo de toda la vida». En el caso de Córdoba, el plazo se abrió en la tarde del 5 de octubre y permanecerá abierto 24 días si fuese necesario, aunque la mayoría de las 64 promociones que ha organizado la empresa se cierran muy rápidamente. En una de ellas, situada en Denia, llegaron a aglutinar a 1.072 pequeños inversores.

El proyecto de Huerta de Santa Isabel, como detalla Urbanitae,  consiste en 70 viviendas de 2, 3 y 4 dormitorios. El proyecto estará compuesto por 105 plazas de garaje, de las cuales 70 van asociadas a las viviendas y el resto serán de venta libre. También cuenta con 70 trasteros, que están incluidos en el precio de la vivienda. La promoción incluirá además piscina comunitaria, zonas ajardinadas, aparcamiento de bicis, gimnasio y zona chill-out.

SOBRE URBANITAE

Urbanitae nació en el año 2017, aunque al ser una actividad regulada, su autorización estuvo lista para el 2019, año en el que abrieron su plataforma al público para empezar a invertir. «El principal objetivo era acercar la inversión inmobiliaria profesional al pequeño y mediano inversor, puesto que los grandes edificios o promociones estaban reservadas para los grandes patrimonios o los fondos de inversión», precisa el CEO de la empresa. Este concepto basado en el tradicional lema “la unión hace la fuerza” principalmente acarrea la democratización de este mundo.

Este tipo de actividad está fuertemente regulado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores. La legislación y controles en este ámbito es muy estricta y supone un gran gasto para la empresa, pero a su vez, como apunta Bestard, «genera tranquilidad para el inversor».

 

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