El pasado mes de febrero de 2022, la Universidad San Pablo CEU retomaba el proyecto de Universidad Fernando III El Santo, una idea que se desechó en el 2009 y que contaba con Córdoba como una de las sedes. En rigor es inexacto decir tanto que se ha retomado como que se desechó del todo, puesto que ni las actuales intenciones se corresponden con los propósitos de hace casi dos décadas ni aquellos se diluyeron del todo, puesto que el impulso concluyó con el origen de la Universidad Loyola.
Lo mejor es pasar a los detalles. En la primera década de los dos mil nace una aspiración: crear una universidad privada de ámbito regional en Andalucía. En el año 2003 una serie de instituciones se unían para dar lugar a semejante entidad: La Institución Universitaria de la Compañía de Jesús (ETEA) y la Fundación San Pablo Andalucía (CEU). Ambas se fundirían en es una nueva universidad que en principio iba a tener sede en el propio campus de ETEA en Córdoba, y en Bormujos, pueblo de Sevilla, donde se encontraba el campus Cardenal Espínola. Nace el Patronato de la Fundación Universidad Fernando III cuyo rectorado estaba pensado instalar en la calle Trajano, de Sevilla.
Estaban previstos campus en Córdoba y Bormujos
Las ramas de estudios previstas combinaban aquellas en las que las dos universidades integrantes del proyecto impartían con notable éxito y tradición, a saber: empresariales, trabajo Social; derecho y empresariales (LADE); Ciencias Empresariales; administración y dirección de Empresas; investigación y técnica de Mercado; comunicación; e ingeniería técnica en informática. En total serían 22 titulaciones concretas. Los promotores contaban con cuatro años para adaptar las titulaciones al llamado Espacio Europeo de Educación Superior y solicitar las pertinentes autorizaciones. Las previsiones iniciales hablaban de 7.000 alumnos y cuatro facultades, con 470 profesores.
El Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía daba el visto bueno a la nueva universidad al aprobar el proyecto de la ley de reconocimiento de la institución en el verano de 2006. Antes, a principios de ese mismo 2006 se inscribían los estatutos en el Registro de Fundaciones de Andalucía y resultaban modificados en el 2007, como recoge el BOJA del 5 de septiembre de ese año. Poco antes, en abril, se producía el reconocimiento oficial por parte de la Junta de Andalucía con la publicación en el BOJA de lo dispuesto justo en el mes anterior, marzo, por el entonces presidente Manuel Chaves.
DISOLUCIÓN EN APENAS DOS AÑOS
Las diferencias entre los promotores, pese a todos estos esfuerzos, precipitaron muy pronto una disolución amistosa. Para ello emitieron un comunicado conjunto. En él indicaban textualmente: «no ha sido posible articular estas ricas tradiciones en el proyecto unitario previsto». Según la prensa de la época, el carácter diferenciado de cada universidad hicieron imposible el camino de la mano. San Pablo CEU estaba más vinculada a la jerarquía eclesiástica mientras que ETEA siempre ha tenido un carácter fuertemente social.
Otro de los problemas estuvo relacionado con el que fue conocido como Plan Bolonia. Este plan requería de una sincronización entre todas las universidades públicas, que tenían que estar adaptadas a él antes de que una privada pudiera sumarse. Esto impidió que se pusieran en marcha las primeras clases de la Fernando III, que estaban previstas para el curso 2008-2009.
El proyecto contemplaba la reforma de los dos campus. Conforme fue abortado, el director de ETEA, Gabriel Pérez Alcalá, anunció que ellos seguirían con el impulso a una universidad que tendría sede en Sevilla y Córdoba. Finalmente se sumó también Granada. Nacía la Universidad Loyola en 2011, empezando a impartir estudios en 2013.
Por su parte CEU retoma en 2022 aquella iniciativa adaptada a sus necesidades actuales, que además siguen los parámetros iniciados por Loyola, pues requieren del reconocimiento del gobierno autonómico para contar con diversas sedes provinciales, en este caso partiendo de aquella de Bormujos.