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Pocos proyectos desechados en Córdoba tienen la categoría de fiasco mayúsculo como el Palacio del Sur, donde las desmesuradas expectativas chocaron con la realidad hasta tal punto que varios años después de su propuesta quedó en una maqueta. Eso sí, con un gasto que se cifra en alrededor de diez millones de euros absolutamente para nada. Junto a todo ello cabe recordar que esta infraestructura fue una constante en las comparecencias públicas de los dirigentes locales, lo que lo convirtió paradójicamente en el proyecto estrella de la ciudad durante más de dos lustros.
Desde finales de los años 90, Córdoba buscaba un centro de congresos a la altura de la importancia turística de la ciudad. Precisamente en 1999 se presenta el llamado Centro de las Tres Culturas, que quedó pronto descartado debido a la organización de un concurso de ideas. Gana la propuesta del famoso arquitecto Rem Koolhas por encima de las de Rafael Moneo, Cruz y Ortiz, Zaha Hadid y Toyo lto. Y gana a pesar de que incumplía las bases, pues situó su propuesta de forma longitudinal, ocupando también un terreno distinto al que recogía el documento oficial y pasando por encima de una vía pública, a la que sortearía a modo de “puente”. Esto a su vez tenía la ventaja de que parte de los terrenos reservados para el palacio de congresos conseguían vía libre para su urbanización aparte. La idea inicial lo colocaba en una parcela donde no pudiese competir con la Mezquita, pero el Palacio del Sur…iba hacia ella.
Los miembros del jurado fueron Wiel Arets, Jorge Silvetti, Luis Fernández Galiano, Vittorio Magnago Lampugnani, Carlos Jiménez, Vicente Verdú, Pablo de Otaola, Pedro García del Barrio, Román Fernández-Baca y Manuel Mantilla de los Ríos. Empezaba su andadura un edificio al que la prensa local llegó a considerar como el que iba a ser segundo más importante tras, precisamente, la Mezquita.
En abril de 2005, con la presencia del arquitecto, se presenta la maqueta. El palacio tendrá 28 metros de alto, 25 de ancho y 350 de largo. Comprende el tres auditorios, con capacidad para 1.500, 600 y 500 personas, una zona comercial, un hotel de 170 habitaciones y zonas de aparcamientos. Entonces se pensaba que las obras podían estar concluidas en mayo. Ferrovial sería la empresa encargada de la construcción y organización de congresos. Para ello debía invertir unos 80 millones de euros que en teoría ya estarían rentabilizados en 10 ó 12 años tras su apertura.
La remodelación eliminaba el hotel y el aparcamiento subterráneo
El coste inicial sin embargo fue en aumento, y pasó a ser de 171 millones de euros mediante subidas paulatinas. Aunque Ferrovial logró financiación por encima de los 120 millones se topó con el inicio de la crisis económica, por lo que se retiró. El contrato se rompió. Rem Koolhas cobró 5,6 millones por el rediseño del edificio y Ferrovial 3,7 millones por la desvinculación.
Como suele suceder en otros proyectos que terminan en un cajón en esta ciudad, en lugar de darlo por terminado, se pasó a otra versión. Antes de presentarla, la alcaldesa de entonces, Rosa Aguilar, llegaba a especular con que albergaría un recinto ferial, lo que ofrece una idea de las quimeras injustificables que rodearon todo el proceso desde el principio, con cambios constantes y encarecimientos paulatinos.
El 9 de enero de 2009, cuando el palacio ya debería llevar meses construido, se dio luz verde a la modificación. ¿En qué consistía? Se eliminaba el hotel, se mantenían un centenar de aparcamientos (se eliminó el aparcamiento subterráneo), quedan una sala para 630 personas, otra para 2.000 y un espacio para la Orquesta de Córdoba. El coste previsto eran 67 millones de euros. En el año 2010 seguía sin estar claro cuántos millones aportaría el Ayuntamientos, cuántos la Junta, y cuántos el Gobierno, todo esto ya en plena crisis económica. La cuestión financiera volvía a desbaratarse.
En el año 2012, el nuevo gobierno municipal, con el alcalde José Antonio Nieto a la cabeza, manifiesta su intención de dar carpetazo al proyecto. En abril de 2012, el propio alcalde se ponen en contacto con el estudio de Rem Koolhaas para manifesar que el Ayuntamiento no tiene capacidad para hacer viable esta infraestructura.