María Raya y Luz Rodríguez, confundadoras de La Mía Luce, coinciden con sentido del humor en que lo más grato del punto o el crochet es la satisfacción de hacerte tu propia ropa, una forma clara y cotidiana en la que creatividad y utilidad se dan la mano.
María Raya y Luz Rodríguez, confundadoras de La Mía Luce, coinciden con sentido del humor en que lo más grato del punto o el crochet es la satisfacción de hacerte tu propia ropa, una forma clara y cotidiana en la que creatividad y utilidad se dan la mano.
Estas empresarias cordobesas se dedican durante gran parte de la jornada a cuestiones completamente distintas. Raya es agente de seguros y Rodríguez realiza estudios sobre energía. Ambas son amigas desde jóvenes, aprendieron los rudimentos del punto gracias a sus madres y luego perfeccionaron su habilidad en esta disciplina que a su vez -al compartirla- las unió más.
«Nos decidimos a dar el salto cuando íbamos recibiendo encargos y ya nos hartamos de regalar», coinciden en señalar entre risas como germen de La Mía Luce. A esto se unió que Luz le dijo a su marido que precisamente para dichos regalos quería una etiqueta con un logo. «Cuando llegué a casa me encontré con que tenía unas etiquetas, unas bolsas y una página web montada».
«Vas por la calle y te dicen: "qué bonito esto que llevas puesto" y contestas "me lo he hecho yo"».
Salto a la venta y a las redes sociales
Una cosa se juntó a la otra y decidieron que tras sus respectivas jornadas laborales dedicarían el resto del día y gran parte del fin de semana a construir un pequeño sueño al que aspiran a dedicarse si se produce poco a poco un crecimiento sostenido. El primer encargo remunerado, con el que empezaban su andadura empresarial, fue un mordedor de bebé. A partir de ahí, y desde mayo de 2022, ha realizado un poco de todo: pendientes, cuellos, gorros, bolsos, jerseys, gorros, zapatillas... El fenómeno boca a oído se ha unido al altavoz de las redes sociales, fundamentalmente instagram, por lo que ya tienen hasta lista de espera.
Los talleres
El éxito las animó a poner en marcha talleres. Ya el primero de punto y crochet se llenó en tres días. Tuvieron que cerrar la admisión porque literalmente no se podía dar cabida a nadie más. A partir de ahí han realizado varios y proyectan que estos cursos se conviertan en otro de los pilares de la empresa. Una de las cosas que les ha llamado la atención al impartir sus enseñanzas es que gran parte del público no sabía nada de punto o de crochet, labores que antaño se transmitían de generación en generación y hoy estarían perdidas sin iniciativas como ésta.
Los patrones
Otra línea que han empezado son los patrones, que los interesados se pueden descargar en pdf en la propia web de la empresa y así seguirlos en casa. Las responsables de La Mía Luce destacan además los beneficios de hacer punto, como por ejemplo la mejora de la concentración, promover la relajación y mejorar el pulso, además del optimismo que todo ello genera. Ambas siguen soñando, si todo va bien, con un futuro en el que abrir una tienda. De momento están poniendo todos los mimbres siguiendo un patrón, nunca mejor dicho, de esfuerzo cotidiano para alcanzar sus objetivos.
