El próximo 24 de mayo, el bar ‘El Correo’ cumplirá 91 años. «Y en 90 años no se había registrado su marca», cuenta Manuel Martínez, actual propietario. Martínez se hizo con las riendas del popularísimo establecimiento el pasado 2 de enero tras suceder por jubilación a Manolo Carrasco, nieto del fundador, que llevaba trabajando desde finales de los 70 y como dueño en exclusiva desde 1995. Era uno de los rostros de la hostelería más famosos de Córdoba y llevaba a gala mantener la esencia del mítico tabernero sieso cordobés.
Manolo Martínez lleva trabajando en ‘El Correo’ desde 1976 haciendo sustituciones, y fijo desde 1982. La jubilación le toca muy prontito, en un par de años. Así que ha querido afianzar la marca con su registro con letras en diversos colores y con diversos fondos. Por ejemplo el de la foto de abajo son letras beige con fondo negro. Esto no solamente abre la posibilidad al merchandising en un momento dado, sino que afianza la sucesión. Y es que Manolo, tras su retirada, quiere dejarle ‘El Correo’ a su hijo, que es cocinero y trabaja en Suiza. Y no sólo eso, sino asegurarse la posibilidad de que en caso de traslado pueda seguir trabajando como ‘El Correo’. En principio Martínez duda de que pueda estar mucho tiempo más en el mismo local de toda la vida. De momento no habrá cambios, ni de local, ni de letrero u oferta, pero sí queda esta posibilidad abierta, hasta hace nada impensable. Y esa marca es el primer paso.
‘El Correo’ se llama así por una antigua y cercana estafeta de Correos. Era el antiguo local de un limpiabotas. Empezó en 1931 con la II República, sobrevivió a la Guerra Civil, fue punto indispensable de reunión para generaciones de cordobeses durante la dictadura, y democráticamente siguió sirviendo cervezas superando todas las crisis hasta el momento actual. Este bar merece cumplir 100 años.
El establecimiento se caracteriza por servir casi en exclusiva cerveza y algunas conservas, pero su espíritu está en la calle, donde los clientes beben de pie. Todo en conjunto le aporta un aire singular, lo que le convierte quizá en el bar más popular de la ciudad. «Si usted gusta de una buena cerveza y suculenta tapa acuda al ‘Bar Correo’», reza el anuncio que aparece en en la prensa local de 1935. Y desde entonces se mantiene exactamente igual. Apenas ocho metros cuadrados útiles por los que el tiempo parece no pasar. Es ahora cuando se vislumbra la posibilidad de un cambio. Pero ya saben que se debe cambiar para que todo siga igual…
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