Diez años de andadura

Artencórdoba: la lucha de una empresa cordobesa contra un monopolio

La empresa de interpretación del patrimonio Artencordoba cumple diez años este mes de marzo. Iniciada por motivos relacionados con la crisis económica de hace lustros y topándose con la crisis sanitaria del 2020, esta década de andadura está marcada por un hito.

Y es que Artencordoba ha ejercido como responsable principal en la liberalización del sector de los guías. Del monopolio existente hace muy poco al actual desarrollo del sector, la historia de la empresa es la de una lucha constante, y con procesos judiciales de por medio, contra el cierre gremial que imperaba en este área.

Entre sinsabores e indudables logros, sus responsables -Pilar Ramírez y Juan Antonio Soto- nos cuentan cómo una página web meramente informativa se transformó en una empresa con veinte trabajadores.

– ¿Cómo iniciáis vuestra andadura?

– PILAR RAMÍREZ: Los dos hicimos la carrera de historia del arte. Cuando terminamos en 2005 echamos miles de currículums. Pero con nuestra carrera de letras estaba complicado. No nos cogían en ningún sitio. Juan Antonio es muy emprendedor y le surgen muchas ideas.

Entonces se le ocurrió hacer una web sobre Córdoba, sus monumentos, historia, fiestas y lugares de interés. En aquel momento por ejemplo la web de Turismo apenas tenía tres líneas sobre cada lugar. La idea era mostrar que además de ser historiadores éramos capaces de poner en marcha una web.

De hecho yo estudié programación y él diseño. Estuvimos construyéndola y llenándola de contenido del 2006 al 2008, que fue cuando la lanzamos on-line. Como tenía un contenido único y brutal, empezó a tener muy buen posicionamiento. Mientras tanto Juan Antonio trabajaba de profesor y yo como programadora en Blobject. Pero vino la crisis económica y no quedamos en paro. Teniendo una web con tan buenos resultados como Arte en Córdoba empezamos a darle vueltas a la posibilidad, también como historiadores, de hacer visitas guiadas.

– JUAN ANTONIO SOTO: En 2012 empezamos a indagar y vimos que gente con nuestro perfil estaban realizando visitas guiadas, un gremio muy cerrado. En aquel momento los guías tenían un monopolio absoluto en cada ciudad. ¿Cómo lo hacían? Muy sencillo. Antiguamente la Junta de Andalucía concedía las acreditaciones vía examen, pero "curiosamente" nunca se publicaban. 

He conocido casos de personas que han esperado examinarse hasta casi 10 años, un auténtico disparate, ¿cómo puede una persona planificar su futuro laboral pensando en una prueba que lleva sin celebrarse tanto tiempo? Por suerte, hoy día las circunstancias no son las mismas. La Junta de Andalucía actualizó las condiciones para acceder a las distintas habilitaciones.

– PILAR RAMÍREZ: Y el último en aquel momento había sido en 2005.

– O sea, que sólo ellos podían explicar los monumentos.

– JUAN ANTONIO SOTO: En efecto, los guías de turismo, según la ley de turismo son los únicos que pueden desempeñar esa función. A nuestro juicio no es así, consideramos que los historiadores tienen legitimidad real y moral para poder hacerlo. Te pregunto, si un historiador es el encargado de estudiar y poner en valor un monumento, ¿qué disparate es ese de que no pueda enseñarlo? ¿con qué legitimidad puede haber nadie que se lo impida? Dicho esto. En nuestra empresa, y en la inmensa mayoría de las que hay en Córdoba, contamos con guías de turismo y con intérpretes del patrimonio, y sin conflicto alguno, los consideramos complementarios, unos son especialistas en un tipo de cliente y otros en otro.  

Y me gustaría resaltar lo siguiente. Lo que hoy es Córdoba a nivel turístico, jamás lo hubiera logrado sin la irrupción de la figura del intérprete del patrimonio. Gracias a los intérpretes hoy somos lo que somos. Os lo agradecemos, tenéis todo nuestro respeto y reconocimiento. En 7 años hemos pasado de no tener prácticamente ningún servicio a disposición del cliente, a que éste pueda elegir entre una oferta especialmente rica y de calidad. Y en gran medida es gracias al empuje y buen hacer de los intérpretes.

– Y ustedes no eran guías...

– JUAN ANTONIO SOTO: Efectivamente, no había guías fuera de la asociación, por lo que no se podía desarrollar la actividad fuera de la misma. Indagando vimos que había empresas, principalmente en Sevilla y Jaén, que estaban apostando por la interpretación del patrimonio, y que les estaba yendo bien. La interpretación del patrimonio es una profesión definida, descrita y reconocida por la Junta de Andalucía, aunque desgraciadamente aún no regulada, si bien en este mundo todas las profesiones no deben estarlo.

– Los guías no eran historiadores por tanto.

– JUAN ANTONIO SOTO: Antiguamente los diplomados en turismo salían con el carnet de la carrera, luego pusieron lo de la prueba... las condiciones han ido cambiado con el paso de los años. Nos reunimos con varias empresas en otras ciudades y pronto decidimos que, al menos, teníamos que intentarlo. Claro, no sabíamos lo que nos esperaba.

– PILAR RAMÍREZ: Empezamos con un grupo de historiadores a hacer visitas por el casco histórico, los patios o Medina Azahara. Esos dos primeros años fueron muy duros, porque nos encontrábamos a los guías por la calle y nos insultaban, nos amenazaban e incluso llegaron a introducirse en los grupos de turistas que llevábamos para decirles que éramos ilegales.

– ¿Qué sucedió entonces?

– JUAN ANTONIO SOTO: Pues el ataque fue en tromba. Nos denunciaron en multitud de ocasiones ante la Junta de Andalucía, lo que propició la actuación de la inspección. Hemos tenido 4 procedimientos sancionadores en contra, dos de ellos los solventamos directamente en la etapa administrativa, pero los otros dos los hemos tenido que defender en el juzgado, aunque también los ganamos.

– ¿En qué consistió el proceso?

– JUAN ANTONIO SOTO: Nos tuvimos que defender. Contratamos los servicios de un gran abogado, vio que la causa merecía la pena y tenía recorrido, y fue valiente. Nosotros nos basábamos en la liberación del sector servicios derivada de la Directiva Bolkenstein. Fundamos, junto a otros compañeros, la sección propia de intérpretes del patrimonio del Colegio Oficial de Historiadores. Desde este organismo, oficial, tal y como exige la directiva, se define y organiza la profesión.

– Mientras os insultaba o amedrentaban, ¿tomasteis medidas?

– JUAN ANTONIO SOTO: Nosotros no nos íbamos a poner a la altura del agresor. Muchos se han definido durante este tiempo como profesionales y como personas. Siempre que se nos atacó pusimos la otra mejilla, sólo queríamos trabajar, y estábamos en nuestro derecho de hacerlo. Gracias a este proceso, hoy día estamos trabajando en Córdoba alrededor de ocho empresas con intérpretes del patrimonio.  

Dicho esto. Sería totalmente injusto meter a todo el mundo en el mismo saco. Lo mismo que te digo una cosa, te digo la contraria. En la asociación de guías hay excelentes personas y grandes profesionales, con una experiencia y un nivel profesional admirables. Sólo hemos tenido problemas con una minoría, ruidosa, pero minoría.

– Por un lado está el proceso y esa inscripción en el Colegio de Historiadores, pero, ¿qué ocurrió con la parte de la Mezquita?

– JUAN ANTONIO SOTO: Había un problema en la Mezquita: cada vez había visitas de peor calidad. Si había 30 guías, y digo 30 como podían ser 50, y tienes que abastecer a 200 grupos, tienes que hacer cinco grupos de media. Así que si uno te llega a las 10:00 y el otro a las 10:45...a las 10:30 estás despidiendo al primer grupo.

Nosotros, por ejemplo, la visita más corta que hacemos es de hora y media. El Cabildo vio que esas visitas tan cortas eran pésimas y que por otra parte tenían a mucha gente preparada, como historiadores, historiadores del arte o humanista, que querían acceder a la profesión.

El Cabildo se asesoró legalmente y en 2017 hicieron un examen para introducir a intérpretes, aunque ya antes incluso habían dado permiso para explicar el monumento. El examen fue cedido a la Universidad de Córdoba para evitar controversias. Eso permitió la entrada de numerosos profesionales que hacían falta.

UN RECEPTIVO INTEGRAL

Mientras se iban sucediendo estos avatares legales que permitían liberalizar el sector de los guías en Córdoba, rompiendo el monopolio, Arte en Córdoba iba creciendo para convertirse, como indican sus responsables, en un «receptivo integral». De esta manera trata de satisfacer al turista low-cost o al más exigente. De esta forma cuentan con free tours, donde tras la reserva el turista paga lo que considera, o bien guías privados para aquellos que precisan una atención personalizada y durante mucho tiempo. Actualmente trabajan en español, inglés, francés, italiano, portugués, alemán y ruso, siendo la única empresa de este tipo que ofrece siete idiomas en Córdoba. Arte en Córdoba tiene numerosas visitas regulares, varios free tours, packs de oferta y visitas de grupos o privadas. Todo ello se puede consultar en su web.

– ¿Hubo más reacciones por parte de los guías tras la entrada en el mercado de los intérpretes?

– PILAR RAMÍREZ: Esto es un tanto escabroso, pero de dominio público. Llevábamos años queriendo registrar la marca y no lo habíamos hecho sencillamente porque nos dejábamos llevar por el trabajo del día a día. Nos llegó un burofax indicando que habían registrado la marca. Lo había hecho Luis José Larrea Barroso, un guía de Córdoba.

Semanas después, y tras consultar a nuestro abogado, nos llega otro burofax diciéndonos que o retirábamos la marca de todos los sitios en una semana, incluida la web, o se produciría una demanda por lo penal, en la que se solicitaban dos años de cárcel para mí.

– JUAN ANTONIO SOTO: Pasado el tiempo no creo que buscasen la marca, que era sólo un pretexto, sino erosión pura y dura, que perdiéramos el tiempo en la defensa en lugar de trabajar. Y que sufriéramos...y sufrimos. Pero somos duros.  

Nunca sabremos si esta estrategia ha sido cosa de este guía en solitario, o estuvo respaldado por la asociación. Quiero pensar que no, que un colectivo de profesionales de este nivel y trayectoria, jamás se prestaría a este tipo de tácticas impresentables.  

Este señor se ha retratado, ya sabe Córdoba qué tipo de persona es, y para mí es más que suficiente, aunque honestamente pienso que la asociación debería tomar medidas respecto a este señor, de este modo quedaría su imagen intacta.

– ¿Cómo evolucionó el proceso?

– JUAN ANTONIO SOTO: Hicieron una demanda por lo penal, a lo que se llama querella a la catalana, porque utilizan un procedimiento penal para un asunto que debiera ser civil. Afortunadamente nuestro abogado nos recomendó a otro fantástico y experto en marcas. Teníamos que demostrar que nuestra marca era percibida como tal por los cordobeses desde mucho tiempo atrás. Contamos con testigos de todo tipo y muy importantes a nuestro favor. Conseguimos que el juez de lo penal lo mandase a Granada, a un juzgado especializado en marcas. Y hace unos días hemos sabido que ganamos.

– PILAR RAMÍREZ: Además fuimos nosotros los que le dimos la vuelta a la tortilla. Tras paralizarse el penal contábamos con unos días para demandarlos a ellos, y lo hicimos, por lo que hubo otro litigio paralelo que también ganamos.

– Empezasteis en la crisis económica, os enfrentáis al sector de los guías y conseguís liberalizar el sector en Córdoba y encima pasáis por la pandemia. No conocéis la tranquilidad.

– PILAR RAMÍREZ: [Ríe] Si lo llegamos a saber no sé si hubiéramos empezado echando la vista atrás.

– ¿Cómo os enfrentasteis a la pandemia?

– PILAR RAMÍREZ: El año empezó genial. Fuimos a Fitur tres personas buscando sobre todo ampliar el mercado asiático. Y fíjate por donde...catapum [ríe]. Volvimos tan contentos y semanas después se produce el confinamiento. En ese momento teníamos 13 guías y tres personas más en la oficina. No hubo prácticamente ingresos para nosotros en año y medio, así que sobrevivimos gracias a los erte's y los préstamos ICO. Hay que denunciar que el Estado no ayudó nada a los empresarios, sí a los trabajadores, pero nada de nada a los empresarios.

– Buscabais en aquel Fitur del 2020 al mercado asíatico, ¿ha vuelto ya a la ciudad?

– PILAR RAMÍREZ: Empezamos a ver algunos grupos. Pero se recuperan poquito a poquito.

– Por vuestra experiencia, ¿qué suele llamar más la atención al visitante?

– PILAR RAMÍREZ: La Mezquita, con mucha diferencia. También el resto de la Judería, en ocasiones el Alcázar... Los touroperadores vienen más a sota, caballo y rey, pero desde el principio con el resto de clientes hemos intentado promocionar más lugares. Córdoba tiene uno de los Centros Históricos más extensos, completos y monumentales de toda Europa.

– ¿En vuestra opinión se pueden abrir el casco histórico para el visitante a lugares más lejanos que la Judería? Hay que tener en cuenta que llega hasta cerca de la Avenida de Barcelona.

– PILAR RAMÍREZ: Cuando el cliente final es privado nosotros le damos todas las opciones y le decimos que Córdoba no se ve en dos días. Pero es complicado con la media de pernoctaciones que hay.

– ¿Veis a Córdoba bien publicitada por las instituciones u organismos que tienen la responsabilidad de hacerlo?

– PILAR RAMÍREZ: Entiendo que es algo muy complicado. Nosotros contamos con mucha información de Córdoba, y al leerla muchos clientes nos demandan determinadas visitas que se salen de la Mezquita y el casco histórico. Pero son clientes privados. Si se trata de visitas regulares es por ejemplo muy difícil conseguir que haya grupos de 30 personas para ver las iglesias fernandinas. En general no la vemos bien publicitada. Y lo que es peor, en 10 años nunca nos han llamado desde ningún ente público preguntando, ¿y ustedes qué opinan? Quizás algo tendríamos que aportar, digo yo.

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