Los hermanos Borja y Bernardo Muñoz -el primero con experiencia en ingeniería, el segundo con perfil empresarial- se adentraron en el mundo de las energías renovables en torno al 2018. En esa época, pese a su cercanía, existían reticencias contra este tipo de energías, bien por desconocimiento, bien por la mala fama que había generado el llamado impuesto al sol, una tasa que se cobró desde el 2015 hasta justo aquel año. Así nació ‘Solarchain‘, que tiene su sede en el ‘Parque Joyero’.
El paso de Borja Muñoz por diferentes empresas de energías renovables y programas de emprendimiento, le animaron a dar el salto, creando una startup cordobesa que trabaja en toda España. En estos momentos casi todo su trabajo se centra en la energía solar para viviendas particulares o edificios, es decir, el campo residencial, algo que tampoco era acostumbrado hace pocos años. En ese campo tuvieron que realizar cierta labor de divulgación para salvar todos los escollos comentados y dar a conocer el ahorro que se genera. Trabajan fundamentalmente con paneles fotovoltaicos monocristalinos. Son además paneles de gama alta de la conocida marca ‘Hyundai’.
¿Y cuáles son las ventajas de la energía solar fotovoltaica? Muñoz las resume. Primero está la estabilidad en los precios. «Pase lo que pase con el carbón, el gas o las nucleares sabes que durante el día estás cubierto con un coste cero, entre comillas». En Córdoba, y otras partes de España, hay además una reducción en el impuesto de bienes inmuebles que llega hasta casi el 50% durante diez años, «por lo que prácticamente te cubre la inversión». A eso hay que añadir las subvenciones de la Junta de Andalucía. «A eso hay que sumar el impacto medio ambiental, algo que dependiendo de la persona se tendrá más o menos en cuenta».
‘Solarchain’ también trabaja, en un porcentaje mucho más pequeño, la energía solar técnica, las calderas de pellets y biomasa, o las máquinas de aerotermia.
EL AZAR TAMBIÉN CUENTA
Para superar las reticencias en torno a esta energía que había hace cuatro años, también han contado factores de puro azar. A veces con coyunturas negativas para una amplia capa de la población y que la actividad de una empresa puede ayudar a vencer. Lo primero fue un cambio de normativa. Más tarde la pandemia con su confinamiento obligado, algo que hizo ver la necesidad de ahorro en la factura de la luz a muchas personas que estaban todo el día en su casa. A eso se sumó la preferencia por viviendas en zonas de campo también debido a la crisis sanitaria, y acompañando a estos hogares más aislados llegaron también las placas solares. Todo esto se hizo todavía más palpable con la brutal subida de la electricidad, y ahora mismo con la guerra entre Rusia y Ucrania y todo lo que implica. Es una muestra sobre cómo en muy poquito tiempo puede cambiar un mercado, derribándose grandes obstáculos hasta propiciar unas perspectivas extraordinarias.
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