Nació en 1969

Las empresas más antiguas de Córdoba: Savoy, la renovación de la pastelería

Las empresas más antiguas de Córdoba: Savoy, la renovación de la pastelería

Año 1969. Manuel Soler Roldán, pastelero de tercera generación con familia humilde y trabajadora, funda Savoy. Nacido en 1936 y por tanto con vivencias plenas en la dura posguerra, le contaba a su hijo Manuel Soler que cuando comían un huevo frito dejaban uno para mancharse, y con ese lamparón salir a la calle para que se viese lo que habían almorzado. Así estuvieron las cosas en los años 40 en Córdoba.

Su hijo cuenta que de los cuatro hermanos de la familia de su padre, tres empezaron prácticamente de niños a trabajar en las pastelerías. «Antiguamente los hombres se hacían antes hombres porque ya de pequeños tenían que aportar a la casa», indica Soler hijo. Entre otras pastelerías, su padre aprendió y trabajó en las que en su momento fueron grandes negocios hosteleros de Córdoba muy reconocidos, como La Perla o California. Cuando hizo la mili en Tenerife observó nuevas tendencias reposteras y pasteleras, «cuando aquí sólo se conocía la crema de agua y el coco».

Tras el servicio militar se convirtió en el jefe de pastelería del Hotel Meliá, entonces el mejor y más moderno de la ciudad, además de uno de los centros neurálgicos de la vida social cordobesa. «Allí tuvo de compañero a Miguel Reina, el padre del portero de fútbol». Asociado al propio director del hotel se decidió a poner en marcha Savoy, cuya primera cafetería y pastelería fue la de Maestro Priego López. Compaginaba aquel humilde obrador de 30 metros cuadrados con su trabajo en el mencionado hotel. Con la marcha de su socio a un hotel de Algeciras se quedó en seguida al frente del negocio en solitario.

La pastelería, como rememora Soler Hijo, empezó a ser mucho más creativa. Cuestiones ordinarias desde hace mucho como el trabajo con nata o las cremas de leche eran entonces innovadoras en la ciudad. Aquello empezó a subir, nunca mejor dicho, como la espuma, compraron más locales y el propio Manuel Soler Hijo se incorporó cuando tenía 11 años. La familia, para que acudiese a la pastelería, le ponía un taxi desde donde vivían, en Santa Rosa. «Ya empecé a subir cubos, poner guindas, no hacían un gran trabajo pero estaba allí», recuerda Soler con sentido del humor.

Se hicieron dos obradores más, uno en la calle Damasco y otro en República Argentina. Más tarde, en 1982, unificarían en su actual obrador de la calle Lope de Rueda. Savoy se convirtió en su momento no sólo en una de las cafeterías y pastelerías más conocidas de Córdoba, sino a su vez en escuela de pasteleros. Por allí han pasado Paco Roldán, de Pastelerías Roldán, antes de fundar su empresa, a cuyo impulso ayudaron vendiéndole maquinaria a bajo precio, también pasó Rafael Salazar como jefe de pastelería o Pepito Delgado. Esa formación tradicional dio paso a la acreditación del obrador de Savoy como centro de formación ocupacional.

PROYECTO CRECIENTE

La pastelería Savoy fue también la principal impulsora, a través de la presidencia de Manuel Soler de la Agrupación Provincial de Pastelería y Confitería de Córdoba,  de las 16 ediciones del popular pastel cordobés gigante que congregaba a miles y miles  de cordobeses. Asimismo Soler creó la Federación Andaluza de Empresarios de Pastelería. Igualmente llevó a cabo varias ediciones del pastel de San Valentín, que empezó en Córdoba con cuantiosos premios y luego a través de la federación se hizo itinerante.

Mediante una serie de trabajos con salones Azahara en el ámbito de la pastelería, Soler se introdujo también en el de la cocina para eventos, aportando su labor como extra a esta empresa, de cuya mano derivó también hacia el mundillo de las casetas de feria. Salones Azahara fue responsable entre otras de la caseta del PP o del Lagarillo. Soler fue igualmente responsable de la única caseta que montó el Córdoba C.F., fichado directamente por el presidente de entonces, Carlos González.

Soler llevó igualmente durante cinco años el servicio de restauración del Club Deportivo Aira y el del Club Neptuno durante siete. El responsable de Savoy considera a ambos su verdadero aprendizaje para saber gestionar una cocina.

A partir de ahí Soler se aventuró un tiempo con su primer restaurante, La Miranda, en la Carrera del Caballo. Poco después le surgió una gran oportunidad, y Savoy empezó a ocuparse de restaurante del Casino Militar. «Es un restaurante atípico que parte del esfuerzo por parte del Coronel Morcillo de cambiar ese sitio, que era un bar para tomar cervezas y ver el fútbol, y  quedó convertido en un lugar con mantel de hilo y buena gastronomía», detalla Soler. Ese cambio costó asimilarlo y pasó una travesía del desierto. ¿El motivo? «El cordobés, cuando va a comer, no está acostumbrado a pasar una recepción». Finalmente el fenómeno boca a oído funcionó y se fue asentando una clientela cuantiosa y fiel.

Soler también gestiona el restaurante del Club Escudería Alba desde hace tres años, el parque infantil Kinder Prix (con el que se propuso que uno de estos lugares de esparcimiento para niños tuviera una buena gastronomía). Este año además han cogido también el servicio de restauración de la piscina Santuario, un sitio que pretenden especializar en carnes a medio plazo.

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