Suscríbete ahora a nuestro Semanario Empresarial y entérate de todas las noticias que no encuentras en ningún otro sitio 👉🏻 https://datta.capital/semanario-empresarial-cordoba/activar-suscripcion.html
La empresa Gesthispania se encuentra en el Parque Joyero. Sus modernas instalaciones, que incluyen cafetería y gimnasio en el que se imparten clases de cross-fit para los más de 80 empleados, remiten a las compañías más modernas y creativas. Y en este caso esa creatividad no lo ha tenido nada fácil, puesto que se ha enfocado a un mundo tan arduo como el de la gestión de las multas de tráfico, entre otros ámbitos. Tras Gesthispania está su CEO y fundador, Manuel Reina, que inició su carrera en los primeros noventa impulsando además la conocida Asociación de Jóvenes Empresarios.
– ¿Cómo empezó su andadura en el mundo empresarial?
– En el año 92 empecé a vender joyería por catálogo.
– ¿Venía de tradición familiar?
– No. Yo estudié empresariales, en ETEA, entre el 85 y el 90. Y he tenido siempre vocación de empresario, aunque mi primer trabajo fue para una empresa de aquí de Córdoba, una auditoría, Auditesur. A los seis meses me fui a la auditoría de un tío mío para trabajar en Madrid, donde estuve seis meses o un año. Pero me vine enseguida para montar esa empresa, que se llamaba Atrio Joyeros. Su principal característica era que vendíamos joyería por catálogo.
– Fue además en aquellos años el presidente fundador de AJE, la Asociación de Jóvenes Empresarios, ¿a qué se debió su puesta en marcha?
La idea empezó a cuajar en el año 92, aunque los estatutos se hicieron en el 93. En aquella época se estaban empezando a formar asociaciones de jóvenes empresarios por diversas ciudades de España. En Andalucía era algo muy incipiente, y no había nada en Córdoba. Se hablaba mucho de la falta de vocación empresarial y una de las funciones principales de AJE era precisamente fomentar esa vocación y generar un entorno amistoso para aquel que empezase, con apoyo y soporte.
– ¿Cómo siguió su carrera a partir de ahí?
– Tras Atrio monté una sede de oficinas y despachos de alquiler, pero no terminó de cuajar. Aprovechando la mili estudié gestor administrativo, y en el año 95 monto mi gestoría administrativa, Gestoría Reina Millán. Me centré en el sector del automóvil. En paralelo me llama la Confederación de Empresarios de Córdoba y me ofrecen el puesto de director de Relaciones Institucionales. Dejé la presidencia de AJE y me puse a trabajar para CECO. Pero nunca dejé mi actividad empresarial. En el 98 me plantean desde CECO irme a Venezuela con la Agencia Española de Cooperación Internacional. En esa época estaba el PP y le daban una orientación más empresarial. Así que me fui en el 99 a hacer una especie de consultoría con la patronal Venezolana, Fedecámaras. Allí estuve un año asesorando a otras asociaciones sobre cómo gestionar recursos.
– Desde hace años Venezuela está en boca de todos aquí en España, pero ¿qué Venezuela se encontró usted en aquella época?
– Me encontré con la Venezuela del recién llegado Chávez. Empezaba entonces a surgir un miedo que luego se hizo realidad, puesto que se discutía la propiedad privada o una serie de cuestiones que en España se daban por superadas pero que allí eran fantasmas que volvían. Y como digo los miedos no fueron infundados.
– Obtuvo sin embargo mucho apoyo popular.
– Lo apoyaba mucha gente porque Venezuela venía de una época de mucha corrupción y hartazgo. Chávez llegó como un salvador. Pero fue bastante peor.
– Como suele suceder con los salvadores.
– No hablemos ya de Maduro y la cuadrilla. Estos tíos han desmantelado el país. Aquello me dio un año de trabajo. Y estando allí monté una empresa que se llama 'Agrofrutícola del Caribe'. También la montamos en España con la idea de importar mangos y frutas tropicales desde Venezuela.
– ¿Había entonces diferencias entre montar una empresa en España y una en Venezuela?
– Al final era muy similar. Había que ir a una notaría, cada uno con un abogado, redactar unos estatuos...muy similar. Con la empresa empezamos a traer mangos por avión. En el año 2003 la situación no era buena ni en Venezuela ni aquí. Aquello no fue bien pero me traje a un socio y montamos Gesthispania.
– ¿Qué idea de empresa era entonces Gesthispania?
– Surge por una llamada de teléfono. Me llamó la extinta Arthur Andersen, que estaban haciendo un análisis de costes para una multinacional automovilística. Había una partida de esta empresa que era gestoría. En aquel entonces las gestorías trabajábamos por provincias. Si un comprador de un coche era de Madrid, había que gestionarlo allí aunque viviese en Córdoba. Arthur Andersen me propone que si puedo hacer ese tipo de gestiones en toda España, lo que técnicamente no era posible.
– Hablamos de los inicios democratizados de la red, quedaban hasta dos años para el Youtube.
– No solamente eso, sino que había restricciones administrativas en ese aspecto, y para colmo provinciales, ni siquiera nacionales. Así que lo primero que les dije es ¿cómo cojones me llamas a mí a una gestoría de Córdoba a las siete de la tarde? [ríe]. ¡Si hay 4.000 gestorías en España! Aquello fue el elemento catalizador de todo. Me contestan que mi nombre lo ha dado un compañero mío de Mallorca. Y no tenía ninguno. Deduje que llamaron a alguien en Mallorca para proponerle lo mismo...
– Y se dijo, mejor se lo endoso a otro.
– Exactamente. Cogió la guía de gestores y señaló uno. Como en el chiste de la sopa: ponme el dedo ya en los callos porque estoy hasta los huevos de sopa [ríe]. Hizo así, pum, pum: Manuel Reina Millán, Córdoba, vehículos. Sin embargo aquello me abrió una nueva perspectiva. Le indiqué a Arthur Andersen que no les podía facilitar lo que me pedían porque no era posible. Pero sí algo con las provincias limítrofes, porque teníamos costumbre de trabajar con ellas. ¿Por qué? Porque a lo mejor el señor de Écija compraba el coche en Córdoba pero lo matriculaba en Sevilla. Y eso posibilitaba casi un precio unificado. Por tanto aquello de empezar con 54 gestorías, y que parecía complicadísimo, comenzó con ocho en Andalucía. La base era generar un proceso único, aprovecho el conocimiento de la jefatura local y establezco protocolos e imagen comunes. Eso fue en el 2003. Yo tenía una ciática de caballo, no podía andar y mi hermana me llevaba en coche, yo iba con muletas y así me recorrí toda Andalucía [ríe]. Cuando llevábamos seis meses decido comprar a todo el mundo su parte.
– ¿Por qué?
– Ellos veían a la compañía como una generadora de negocio para ellos. Yo la veía como un generador de negocio para la propia compañía y que tenía luego que aportar una serie de dividendos a los socios, independientemente de si ese determinado socio trabajaba o no.
– ¿Cómo sigue la trayectoria tras este suceso?
– Como el colectivo de gestores era muy pequeño, eran normalmente los colegios los que facilitaban los entornos de trabajo. Entonces además hablabas de la nube y la gente miraba para arriba [ríe]. Así que mi primera decisión fue diferenciarnos por algo más que el precio. Para ello quería contar con un portal distintivo. Pero cuando se lo planteé a una empresa y me dio los números, me dije..."cojones, aquí vamos a hacer rico al informático" [ríe]. Y construimos nuestro primer programa propio y puro online en la nube. Entonces ni se hablaba de gigas, sino de megas.
– Se habló de la nube de modo general unos años después.
– Exacto. Y ese primer programa me permitió luego en el año 2006 coger a mi primer cliente, que era una compañía de renting de Madrid, que es hoy nuestro primer cliente, Arval Renting, líder en España en flota gestionada y uno de los líderes mundiales. Ellos vieron que todo lo que hacían tendría con nosotros repercusión en una plataforma en tiempo real, y que por tanto había verdadera transparencia. Ese primer cliente nos dio impulso en el ámbito de la gestoría administrativa, es decir, a matriculación o transferencias únicamente en el plano administrativo del vehículo. No entramos en rentas o contabilidades.
– Está en su empresa el lado administrativo por tanto, pero también la gestión de multas.
– Sí, en el año 2008 el ámbito de la gestión de multas estaba incipiente. Así que decidimos desarrollar un software para la gestión de sanciones de tráfico. Conseguimos entonces cerrar como gran cliente a Hertz España. En el año 2009 cerramos también un acuerdo con Arval Renting en este aspecto. Para que se entienda. Tú alquilas un coche de renting, que normalmente son cinco años. Tras ese tiempo, ese coche que retiran pasa al mercado de segunda mano. Ese cambio de titularidad era el que nosotros le estábamos haciendo a Arval en remarketing. Luego empezamos como digo con las sanciones de tráfico. Y así empezamos a crecer en volumen y personal. Hay un hecho importante. En 2011 se produce un cambio normativo. Hasta ese momento si venía una sanción por ejemplo a nombre de Arval, teníamos que identificar al conductor y comunicárselo a la entidad sancionadora. Dicho así parece fácil. Pero es que entonces Arval tenía 30 ó 40.000 coches. Hoy día tiene 200.000 vehículos. Pero en el 2011 se obligó a las empresas de renting a comunicar a que empresa se arrendaba el vehículo. De esa forma la multa ya iría a nombre de la compañía, por lo que nosotros podíamos perder parte de nuestra esencia. Aquello que generó incertidumbre y fue una amenaza...finalmente lo convertimos en una oportunidad. Creamos un software que se llamaba 'Mira tus multas'. Le quitamos la capa a un santo y se la pusimos a otro. Gracias a ese software, como al final se lo tenías que comunicar a la administración, eran ahora las compañías arrendatarias las que podían hacer el trabajo que hasta el momento veníamos haciendo nosotros.
– Supongo que seguirían creciendo.
– Claro, estábamos vinculados orgánicamente a nuestros clientes. Si ellos crecían lo hacíamos nosotros. Otro hito es que nos especializamos mucho en rent a car y actualmente somos líderes nacionales. Eso nos permitió desarrollar un producto de pago de sanciones para extranjeros, que es Pay Your Fines. Con esa herramienta le mandamos un enlace al cliente diciéndole que le vamos a identificar como sancionador, pero que si no lo desea puede pagar justo en ese momento. Mucha gente evita el proceso así, puesto que al final va a tener que pagar.
– Y supongo además que un extranjero por ejemplo de visita se quita un problema.
– Por ejemplo. Pues esto estaba pensado para extranjeros, y traducido a multitud de idiomas funcionó tan bien que se aplicó al mercado español.
– ¿Cuentan con algún proyecto además de los comentados?
– Estamos con el lanzamiento de un nuevo servicio: 'Gestión de notificaciones'. Hay que tener en cuenta que la Ley de Procedimiento Administrativo se ha complicado mucho. En el ámbito nacional hay más de 8.000 organismos sancionadores. No sólo es la Guardia Civil o la Policía Nacional, sino cada Ayuntamiento con sus policía locales. Así que al final empiezan a publicar sanciones cada sede, y eso es un caos. Junto a otra compañía líder en España en gestión de notificaciones hemos desarrollado esta nueva empresa para abarcar todas estas nuevas sedes junto a la gestión del certificado digital.
– O sea, que la Administración en lugar de simplificar lo complica aún más.
– Menos mal, porque si no que hacemos nosotros...[ríe].