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Francisco Ríos, Rogelio Navajas y Fernando Viñas son los socios de Capitoné, clásico del centro de Córdoba desde hace 27 años. Además son también responsables de Caroche, conocido pub del barrio de Sagunto durante décadas. Aprendices en los pubs de los años 80 y empresarios con numerosos negocios más tarde, la trayectoria de estos hosteleros es la de trabajadores incansables que siguen haciendo turnos interminables: el esfuerzo como receta del éxito en un sector extraordinariamente competitivo.
A lo largo de la conversación surgen nombres que sin duda generarán numerosos recuerdos: Poty-Poty, Aramis, Peter Pan, Calicú, Sagitario, Marfil… unos fueron de su propiedad, en otros trabajaron. Todos ellos forman parte de la memoria sentimental de los cordobeses. ¿Cuántas conversaciones y vivencias se habrán tenido contando con estos tres amigos como anfitriones?
– ¿Cómo empezasteis en el mundo de la hostelería?
– FRANCISCO RÍOS: Somo socios desde que teníamos 25 años. Pero yo por ejemplo empecé con 16 años en frente de la estación antigua, en el restaurante Sagitario. De ahí te vas a la mili, pierdes el trabajo...lo que pasaba antes. Luego nos colocamos en un pub, el Peter Pan. Fernando Viñas estuvo en otro pub, el Neón, en la calle La Palmera.
– ROGELIO NAVAJAS: Mis comienzos fueron después de la mili en el pub Calicú. Y luego sobre el 87 abrí el pub Aramis en la calle La Ladera, a espaldas de Carlos III. Allí estuve 25 años.
– Empezasteis por tanto en la noche. ¿Cómo era esa noche de los años 80?
– FRANCISCO RÍOS: Muy diferente a lo que hay hoy en día. El botellón no existía, entonces en los pubs se reunían amigos y parejas de prácticamente todas las edades. Había futbolines, dianas o juegos de dados. Luego los tiempos cambiaron y con ellos la noche. Cuando además nos quedamos con Capitoné en el 97 nos metimos también nosotros en otra etapa de la vida.
– ROGELIO NAVAJAS: Tuvimos también la idea de montar un pub en El Brillante, que estaba entonces de moda. Pero no encontrábamos ningún chalet adecuado. Vimos una casa en la calle Sagunto y montamos el Caroche. A su vez ellos tenían el Poty-Poty, y yo el Aramis.
– El Aramis, el Poty-Poty o el Caroche son pubs de barrio
– FRANCISCO RÍOS: De barrio y de noche. De abrir a las 8 de la tarde y terminar a las cinco de la mañana sin problemas y con buena música.
– ROGELIO NAVAJAS: Montábamos fiestas de fin de año u otras como la fiesta de porrón, de la cerveza, del Martini. También poníamos los partidos. Íbamos organizando cositas. Llegó un momento en que nos queríamos retirar de la noche, y pensamos en montar una cafetería y restaurante.
– ¿Cómo os quedáis con Capitoné en Claudio Marcelo?
– FRANCISCO RÍOS: Hubo dos negocios antes que por lo que sea no funcionaron. Llegamos nosotros con mucho ímpetu y ganas. Entonces por aquí por ejemplo no había televisiones ni se ponía el fútbol. Nosotros llegamos rompiendo el mercado del centro.
– ¿Cuál era la idea de negocio de Capitoné?
– FRANCISCO RÍOS: Abarcar todo, desde las siete de la mañana hasta la cena.
– Se quitan ustedes de la noche pero para darse otras palizas tremendas
– ROGELIO NAVAJAS: Y con varios de los otros negocios abiertos. Yo tenía el Aramis y el Marfil en Fuente de la salud. Paco y Fernando el Poty-Poty, que cerraron cuando abrió Capitoné. También teníamos el Caroche. Decidimos ir quitándonos poquito a poco y volcarnos en Caroche y Capitoné. Por cierto, Capitoné se empezó llamando Caroche Centro. Pero además llevábamos también casetas de feria. Montamos la última Feria de la Victoria, y luego siete veces más en El Arenal. Entonces había ganas, fuerza, juventud y nos comíamos el mundo. Y seguimos comiéndonos el mundo, aunque un poco más tranquilos. Somos jefes pero trabajamos como el que más y haciendo turnos. A los autónomos nos han hecho con otro pellejo y no podemos parar nunca.
– Hablando de trabajo y turnos, ¿hacen suya la queja generalizada sobre que no se encuentra personal?
COMIDA TRADICIONAL DE CALIDAD
– FRANCISCO RÍOS: Para las pequeñas empresas no existe el personal cualificado, ya que lo captan primero las grandes, ya que puede ofrecerles mejores condiciones que el bar normal. También el chip ha cambiado mucho. Antes el que no quería estudiar, por ejemplo, iba a la construcción, la hostelería o el reparto. La gente joven se centra hoy día más en el estudio y sus carreras. En otros momentos ya lo vimos, fueron los inmigrantes, en algunas grandes ciudades, los que se ocupaban de lo que nosotros no queríamos coger. Nosotros, como somos tres socios, abarcamos mucho en el trabajo, y además tenemos camareros que llevan con nosotros 20 años. Además falta una escuela de hostelería. Porque si alguien viene teniendo conocimientos será bienvenido y bien pagado, pero...¿si no sabes nada y te tengo que enseñar? También hay otra cuestión, y es que la categoría de Córdoba es menor que la de otras ciudades. El salario es el mismo aquí que en Sevilla o Málaga, pero nuestros precios tienen que ser menores.
– ROGELIO NAVAJAS: Una botella de ginebra vale igual aquí que allí, el seguro social vale igual aquí que allí. Todo -la gasolina, la luz- vale igual en Barcelona que aquí. Sin embargo en Barcelona te cobran por un café dos euros, 2'20 ó 2'50 y aquí tenemos que andar por 1'30 ó 1'20.
– Hablando de la luz, supongo que habrá sido un golpe esa subida de precios, más en un lugar grande como éste y abriendo desde primera hora...
– FRANCISCO RÍOS: Hemos tenido la suerte de que antes de que llegase esta crisis con la luz habíamos cambiado la maquinaria e instalado iluminación LED. También cambiamos el aparato de aire acondicionado, que es el que más consume. Nos adelantamos a eso porque teníamos unas facturas muy gordas.
– ROGELIO NAVAJAS: También en verano redujimos horario para no gastar tanto con el aire acondicionado, porque no compensaba estar abiertos de 16:00 a 19:00 para vender cuatro cafés y una cerveza.
– Caroche es un clásico de Sagunto con el que seguís. ¿Cómo os organizáis para llevarlo?
– FRANCISCO RÍOS: Lo lleva una persona de nuestra confianza. Ahora tiene un horario más reducido porque también los que eran jóvenes se casaron, hicieron sus carreras y se fueron de allí.
– ROGELIO NAVAJAS: Los barrios han bajado porque se han hecho mayores. Y también ha bajado el nivel adquisitivo. Es que se tomaba seis cubatas ahora se toma dos cervezas [ríe]. La gente se está haciendo mayor en barrios como Fátima, Fuensanta o Edisol. Tuvieron un boom, pero ahora se están poniendo de moda los barrios nuevos. También han aumentado las diversiones. A un bar le cuesta 300 ó 400 euros tener el fútbol, mientras que se tiene en casa mucho más barato. Nosotros por ejemplo anulamos el fútbol. Vas haciendo cálculos para poder tirar del negocio.
– ¿Con Capitoné y Caroche se plantan o podría haber futuros proyectos?
– FRANCISCO RÍOS: Nunca se sabe. Si nos proponen una nueva idea y nos gusta lo mismo tiramos para adelante. Todavía hay sangre [ríe].
– ROGELIO RÍOS: Nos queda de trabajo entre cinco y diez años más. Y algunos ya somos abuelos. Así que no sea un proyecto a largo plazo [ríe].
– Además, evidentemente, del modo de vida, ¿qué os ha aportado la hostelería?
– ROGELIO RÍOS: Conocer a muy buena gente, y gente que nos ha llenado mucho.