Agrogenia, un nuevo paradigma en la forma de hacer agricultura

Agrogenia, un nuevo paradigma en la forma de hacer agricultura

La empresa cordobesa Agrogenia Biotech está a punto de dar el paso para certificar entre seis y siete patentes correspondientes a biofertilizantes y productos para control basados en inoculantes microbianos y moleculares, lo que hoy de una forma más coloquial se conoce como abonos con microorganismos y biomoléculas. Como indica Alfredo Vera, ingeniero agrónomo y CEO de la compañía, esto será posible gracias a la puesta en marcha de consorcios, que en este campo hacen referencia «a la combinación específica de una serie de microorganismos para cumplir determinadas funciones, sean para nutrición o para biocontrol». De esta forma continúa el sostenido crecimiento de una compañía con tecnología propia de extracción química, que desde hace dos años se está expandiendo por diversos países, como Egipto, Marruecos, o República Democrática del Congo, además de que planea hacerlo por Méjico o Perú.

La empresa, que cuenta con otro pilar fundamental en Santiago Pérez, nació en el 2007 como Agrogenia, y se dedicaba a la distribución de fitosanitarios o fertilizantes. Anteriormente Vera procedía de la gerencia de una compañía de fertilizantes líquidos, Pérez ejercía como delegado comercial de una multinacional de fitosanitarios. Ambos decidieron unir su experiencias para desarrollar este nuevo proyecto que realizaba en aquel momento, como recuerda el CEO, una distribución atípica, ya que suele ser local y ellos la llevaron a Castilla-La Mancha, Andalucía, Murcia y Canarias.

Poco tiempo después empezaron a entrar en el área de los microorganismos (primero microrrizas, más tarde bacterias), y gracias a ello a la colaboración con entidades investigadoras, como el Instituto Técnico Agronómico de Albacete o el investigador de la Universidad de Sevilla Manuel Mejías, con quien realizaron a partir de entonces numerosos trabajos. Precisamente de la asociación con dicho investigador llegó la decisión no sólo de comprar formulaciones, sino de fabricarlas. En el 2028 nacía Agrogenia Biotech como evolución de Agrogenia, de la que aprovechó su trayectoria y conocimiento, para incorporar en esta nueva etapa la infraestructura, equipamiento, instalaciones y recursos humanos necesarios. Igualmente se vincularon al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

De esa forma, con la Fundación para la Investigación de la Universidad de Sevilla siguieron la línea de bacterias y extractos metabólicos, y con el CSIC el de las microrrizas. «Con esos elementos empezamos a poder tener la propiedad intelectual de las formulaciones en las que estábamos trabajando».

En ese sentido, Agrogenia Biotech ofrece productos que no solamente generan una alternativa a los químicos -que tantos problemas crean en el suelo pero también en la salud humana- sino «un nuevo paradigma en la forma de hacer agricultura», como recalca Vera. «Ese nuevo paradigma indica que hay que cambiar de lo químico a lo biológico, además toda la normativa está orientada a eso».

Aunque los microorganismos no son, evidentemente, un elemento patentable, como recuerda el CEO de Agrogenia, sí lo son las formulaciones diversas que surgen de la investigación, es decir, su aislamiento y reproducción, encauzando esos microorganismos a la consecución de un objetivo determinado. «Yo sí puedo patentar la usabilidad de ese organismo, con lo cual si la Fundación para la Investigación aísla una cepa para un uso exclusivo, me la cede y yo la deposito en un banco internacional, eso sí es patentable».

En ese camino entrará la empresa en breve como comentábamos al principio, aunque la normativa española resulta especialmente rigurosa, pues exige un ensayo de eficacia realizado por una empresa externa en cuatro grupos de cultivo: leñosos, extensivos, hortícolas y vivero-semillero.

SUSTEMICROP y TORRES QUEVEDO

Agrogenia está participando en el proyecto Sustemicrop, dentro del área mediterránea del programa europeo Prima, que financia iniciativas que dentro de dicha área contribuyan al uso sostenible de los recursos naturales. En el proyecto participan diez entidades, de ellas ocho son centros de investigación del área mediterránea, por ejemplo Francia, Italia, Marruecos, Túnez,  o Libia. «El objetivo es encontrar nuevos consorcios de microorganismos para la biofertilización y el biocontrol, orientados a tres cultivos concretos de la cuenca mediterránea: la vid, la palma datilera y el lúpulo», detalla Vera. La cordobesa es la única empresa de esta asociación de entidades y por tanto tiene prioridad para la explotación de las fórmulas que se desarrollen y tengan éxito.

A su vez, Agrogenia ha obtenido dos ayudas Torres Quevedo procedentes del Ministerio de Ciencia y destinadas a contratar doctores que permitan seguir desarrollando biomoléculas dedicada a la biofertilización y el biocontrol.

 

 

 

 

Te recomendamos . . .

Es noticia en Córdoba