José Luis Manchado Ruiz, oriundo de Olleros de Sabero (León) pero cordobés y egabrense de adopción, ha registrado un invento que se podría describir como un super-dron contra los incendios forestales. En concreto el dispositivo se explica en la Oficina Española de Patentes y Marcas como un aparato y sistema de extinción de incendios forestales mediante aporte continuo sin interrupción de agua y productos ignífugos al frente del fuego. Ante tan larga definición super-dron no sólo es un nombre más llamativo, sino que como veremos resulta realmente ajustado a sus verdaderas características.
Con estudios en la Universidad Laboral de Córdoba, Manchado dedicó su carrera a la artesanía de la madera. Actualmente se encuentra ya jubilado. Su vida no tenía en principio ninguna conexión con este campo. Hace unos siete años empezó a interesarse por el asunto de la deforestación. La visión de un gran incendio en Cáceres, donde andaba de paso, y la de posteriores incendios ya en la provincia de Córdoba o zonas aledañas, le hizo reflexionar acerca de los medios con los que trabajaban los distintos operativos anti-incendios. Su creatividad y carácter inquieto le llevaron finalmente al invento registrado tras un proceso de mediciones y cálculo de presiones.
¿En qué consiste exactamente? Se trata de un aparato que está suspendido en el aire y que actúa como difusor de agua. En su cabeza, para permitir la mencionada suspensión, lleva varios drones. Por la parte de atrás lleva una manguera que está conectada a un helicóptero. Esa misma parte de atrás, para poder sostener el peso de la manguera y el dispositivo lleva otros drones híbridos para tal función. El helicóptero se ocupa de poner en marcha la última alimentación de presión para que todo funcione. Tras conectar otra manguera que sale del helicóptero a un punto de alimentación de agua «se tiene una emisión de agua de 25.000 litros a la hora aproximadamente y como mínimo», precisa el inventor.
En concreto el helicóptero se conecta a un punto de alimentación de agua, como por ejemplo un camión de bomberos en los primeros momentos del incendio. Más tarde a una cuba. Esa cuba se llena mediante mangueras interconectadas de un punto de agua cercano que se busque, desde un río a una piscina. El sistema permite dos cuestiones importantes. Primero no es necesario ir con medios aéreos a puntos lejanos para recoger el agua y volver, puesto que la invención permite en este aspecto una gran movilidad. Segundo se puede verter agua con gran precisión desde el aire y la vez con un gran radio. Además del personal del helicóptero, el dispositivo requiere de dos pilotos de drones. Uno para la parte de la cabeza y otro para la cola que sujeta a la manguera con su aparataje.
Actualmente el sistema se encuentra inmerso en un proceso de plan de negocio que determinará finalmente cuáles son, de entre varias posibilidades, los materiales que se utilizaran en su fabricación, algo de lo que depende el precio final. También se han iniciado contactos con potenciales inversores. La idea es economizar el invento todo lo posible para su adquisición por parte de los diversos equipos de bomberos existentes o bien por particulares que trabajen en el campo, que contarán con un dispositivo presto a abortar cualquier conato de incendio.